La sonda Mars Express localizó grandes depósitos de hielo en el ecuador de Marte, reseñó El Mundo de España.

Científicos afirman que la superficie de Marte está llena de indicios de que en otro tiempo hubo agua abundante: “canales fluviales actualmente secos, lechos oceánicos y lacustres o valles excavados por la erosión del agua”.

Hace más de 15 años, la sonda Mars Express estudió la Formación Medusae Fossae (MFF), formada por varios accidentes geográficos esculpidos por el viento que se extienden varios kilómetros de altura y cientos de diámetro.

Situados en el límite entre las tierras altas y bajas de la corteza marciana, estos accidentes son posiblemente la mayor fuente de polvo del planeta y uno de los depósitos más extensos.

Esas primeras observaciones revelaron grandes depósitos de hasta 2,5 km de profundidad; sin embargo, no permitieron precisar su composición.

Ahora, una nueva investigación que se publica este jueves en la revista Geophysical Research Letters aporta nuevas respuestas.

“Hemos explorado de nuevo la MFF utilizando datos más recientes del radar MARSIS de Mars Express, y hemos descubierto que los depósitos son aún más gruesos de lo que pensábamos, de hasta 3,7 km de espesor”, afirmó Thomas Watters, investigador de la Smithsonian Institution (EEUU) y principal autor tanto de la nueva investigación que se publica ahora como del estudio inicial de 2007.

“Resulta emocionante que las señales de radar coincidan con lo que esperaríamos ver en el hielo estratificado, que sean similares a las señales que vemos en los casquetes polares de Marte, que sabemos que son muy ricos en hielo”.

Los autores estiman que, si se derritiera, el hielo acumulado en la MFF cubriría todo el planeta con una capa de agua de 1,5 a 2,7 metros de profundidad, lo que supondría la mayor cantidad de agua jamás encontrada en esta zona de Marte, equivalente al Mar Rojo de la Tierra.

Las primeras observaciones de Mars Express mostraron que el MFF era relativamente transparente al radar y de baja densidad, características que se observan en los depósitos de hielo.

Sin embargo, en esa etapa, los científicos no podían descartar que los accidentes fueran en realidad gigantescas acumulaciones de polvo, ceniza volcánica o sedimentos arrastrados por el viento.

“Aquí es donde entran en juego los nuevos datos del radar”, explica Andrea Cicchetti, coautor del estudio y miembro del Instituto Nacional de Astrofísica italiano.

“Dada su profundidad, si la MFF fuera simplemente un montón gigante de polvo, lo normal es que se compactara por su propio peso. Eso crearía algo mucho más denso de lo que hemos visto con MARSIS. Y cuando modelizamos cómo se comportarían distintos materiales sin la presencia de hielo, nada reproducía las propiedades del MFF”.

Cortesía: El Mundo