El calor sofoca en estos días a Managua, que registró récords históricos de temperaturas el 1º de octubre, con 36,4 grados y una sensación térmica superior a los 40 grados. En la capital nicaragüense llovizna con dificultad cuando inicia el mes que registra los eventos extremos del periodo lluvioso.

El fenómeno de El Niño provocó en septiembre un incremento de 1,5 grados en la temperatura superficial del mar, lo que ha impactado en Nicaragua con una reducción del 40 % de las lluvias proyectadas en un invierno típico.

Esta nación fue azotada por El Niño entre 2014 y 2016, cuando se estableció un sistema de monitoreo de los pozos instalados en sus 153 municipios para precisar la disponibilidad del agua potable con la que cuenta el país ante la incertidumbre que provoca la variabilidad climática.

El presidente ejecutivo de la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (Enacal), Ervin Barreda, explicó a Sputnik cómo se ha preparado Nicaragua para contener una emergencia provocada por la ausencia de lluvias y su impacto en la reducción de agua.

“Nosotros tenemos una serie de pozos monitores que nos permiten llevar el pulso de cuál es el descenso de todo el nivel de ese gran reservorio subterráneo que se llama el acuífero de la Sierra [en Managua]. Esto nos permite llevar un registro con bastante exactitud (quincenal), incluso en algunos puntos con el uso de tecnología, con unos dispositivos que están en el pozo tenemos datos de cada zona, de cómo se están comportando los diferentes niveles, el estático y el dinámico”, aseguró el funcionario.

Nicaragua posee un territorio que propicia la acumulación natural del agua en 600 cuencas hidrográficas que se constituyen en reservorios subterráneos y fuentes superficiales, que permiten llevar el líquido potabilizado a más del 90 % de sus 6,7 millones de habitantes.

Cortesía: Sputnik