A lo largo de las décadas, las personas han compartido espacios íntimos con sus animales de compañía, llegando al punto en que son considerados una parte integral de la familia.

Diversos expertos sostienen que, debido al fortalecimiento de los lazos entre las mascotas y los seres humanos en la actualidad, muchos propietarios de animales han optado por no tener hijos. En consecuencia, los canes y los gatos han empezado a desempeñar un papel sustituto en términos emocionales y de cuidado.

Algunos animales pequeños, como los hámsteres, pueden tener la costumbre de mordisquear las cosas, escaparse y no suelen ser fáciles de adiestrar, por lo que dormir con ellos puede no ser una buena idea.

Por otro lado, con los animales más grandes y que están educados para vivir en casa, la decisión de compartir o no la cama generalmente se reduce a la preferencia personal. Las mascotas pueden ofrecer confort y afecto, pero compartir la cama con ellos puede desencadenar en alergias o dificultad para dormir.

Por ello, si los beneficios superan los riesgos, dependerá de los propietarios decidir si la mascota dormirá con ellos o no.

La Fundación Nacional del Sueño, organización estadounidense especializada en temas de salud y su relación con el descanso, explica que algunas personas optan por tener perros con el propósito de sentir seguridad y protección.

Los perros de servicio pueden ofrecer apoyo emocional a personas que sufren trastornos de estrés postraumático cuando experimentan pesadillas. Estos perros están entrenados para reconocer signos físicos que indican que una persona está teniendo una pesadilla, permitiéndoles interrumpirla y despertar a la persona afectada.

Del mismo modo, la entidad asegura que contar con una mascota puede reducir la ansiedad y la sensación de soledad, aliviar los problemas de salud mental, contribuir a la regulación emocional y agregar un sentido y propósito de vida.

Esto se debe el amor incondicional de una mascota puede elevar los niveles de oxitocina en adultos y disminuir los niveles de cortisol en niños, asociados con la relajación y reducción del estrés.

Además, el efecto relajante de interactuar con una mascota parece atribuirse, en parte, al contacto físico, por lo que acurrucarse con un perro puede aliviar la mente y fomentar la tranquilidad. Muchas personas sostienen que dormir con una mascota mejora la calidad de su sueño.

De hecho, algunos estudios han sugerido que las personas que tienen mascotas tienen menos probabilidades de tomar medicamentos para el sueño, a diferencia de las personas que no las tienen.

Cortesía: El Espectador